El solitario

Este no es el perro de San Roque

Pareja con perro

 

Hombre con perros

Mujer con perros

Uno, dos y tres

Sueño de largo recorrido

Hard Rock Café Madrid

el sueño

La vida breve

La vida breve

La vida breve (Sudamericana, 1950) es una novela del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti (Montevideo, Uruguay, 1909 – Madrid, España, 1994), cuya acción se desarrolla, básicamente, entre Buenos Aires y la mítica Santa María — ciudad ficticia y casi onírica, que es creada en esta novela y en la que transcurren, también, «El astillero» (1961) «Juntacadáveres» (1964) y gran parte de su narrativa.

Trama

Juan María Brausen, publicista que trabaja en la firma McLeod junto a su mejor amigo Stein, es encargado a escribir un guión cinematográfico. En dicho contexto va creando al doctor Díaz Grey, residente de Santa María. Paralelo a esto, Brausen descubre un alter-ego siniestro: el bandido Arce, cómplice en el asesinato de la Queca; una prostituta que vive en el departamento contiguo y de la cual Arce (Brausen) suele aprovecharse. A medida que avanza el relato comienza a operar el mecanismo clásico del boom latinoamericano: las constantes invasiones de lo literario en la “realidad”. Para dicho cometido, Onetti se vale de la imposibilidad, por parte de Brausen, de asumir su realidad: compartir el lecho con una mujer que no ama y ser despedido de su trabajo, luego Brausen inventa los “escapes” de la realidad: Diaz Grey, Elena, Arce. Los personajes inventados por Brausen pueden ser interpretados como diversas metáforas de su realidad, Diaz Grey representa la tranquilidad, bondad y, en cierta medida, la inocencia, además de ese sueño inalcanzable de tranquilidad para un ser urbano y acosado por la modernidad como lo es Brausen. Arce, por el contrario, representa el lado oscuro siempre reprimido: la perversión, corrupción y, aunque matizado por cierta piedad hacia Ernesto (el asesino material de la Queca), termina por conformar la idea del mal. Arce es el anverso de Díaz Grey, ambos operan como contrapesos en el derrotero de Brausen, que pasa a transformarse en una figura nominal de su propia vida. Agazapado entre los personajes de la novela se encuentra el mismo autor, propietario del apartamento que alquila a Brausen. Onetti se describe a sí mismo como un ser huraño, sarcástico y silencioso.