Me cuesta cada vez más hacer fotos, a veces pienso que quizás es mi “amigo” Párkinson, esa sombra usurpadora que vino y se quedó, que me sigue allí donde voy y que cada vez se hace más grande, que me empequeñece, que me encoge, y que algún día me devorará como si de un agujero negro se tratase. Esa sombra que me rompe toda iniciativa.
Me cuesta hacer fotos, no sé también si serán las malditas redes sociales, el no haber sabido vender el “producto”, la poca interactuación con ellas dentro de ese vertedero fotográfico o yo qué sé, pero que te dejan en blanco y sin ilusión alguna. Me cuesta hacer fotos.