Me cuesta cada vez más hacer fotos, a veces pienso que quizás es mi “amigo” Párkinson, esa sombra usurpadora que vino y se quedó, que me sigue allí donde voy y que cada vez se hace más grande, que me empequeñece, que me encoge, y que algún día me devorará como si de un agujero negro se tratase. Esa sombra que me rompe toda iniciativa.

 

Me cuesta hacer fotos, no sé también si serán las malditas redes sociales, el no haber sabido vender el “producto”, la poca interactuación con ellas dentro de ese vertedero fotográfico o yo qué sé, pero que te dejan en blanco y sin ilusión alguna. Me cuesta hacer fotos.

Llevaba mucho tiempo sin sacar a pasear el 70-200 de Nikon, y cada vez que lo hago a pesar de que por su tamaño da miedo, me impresiona la calidad de sus ópticas, su increíble nitidez.

Por allí viene, o eso parecía estar diciendo un visitante durante el recorrido de uno de los pasos procesionales en la Semana Santa de Vélez-Málaga, mientras señalaba con el dedo.

Pues eso mismo le pasaba a este saharaui durante una manifestación en apoyo a su pueblo, que no se puede  «Estar en misa y repicando», intentar hacer a la vez dos cosas incompatibles entre si, agitar la bandera de la independencia… y ser a la vez dependiente del smartphone….

Torremolinos: 24-09-21